Biografía interior de Juan Ramón Jiménez
Enrique González Duro ha pretendido revivir al personaje y mostrar su inmensa personalidad, tan poco conocida por debajo de trivialidades más o menos malintencionadas y al margen de los numerosos estudios de su obra. En cuanto ha podido, ha tratado de dar la palabra al propio Juan Ramón, escucharlo en todo lo que dijo de sí mismo y de los demás, y leerlo en lo muchísimo que escribió y reescribió, teniendo en cuenta además lo que de él dijeron y escribieron quienes lo conocieron de cerca y lo amaron u odiaron (la impar Zenobia Camprubí, su esposa de siempre; María Martínez Sierra, Ernestina de Champourcin, Margarita de Pedroso, Juan Guerrero Ruiz, Graciela Palau, Federico García Lorca. Jorge Guillén, Pedro Salinas, Bergamín, etc.). Y todo ello, con la necesaria neutralidad benevolente, ha tratado de ordenarlo, situarlo en tiempo y espacio, contextualizarlo, relacionar los contradictorios avatares de su vida interior con los diferentes aconteceres de su vida exterior, comprenderlo y a veces interpretarlo de un modo suavemente sugerente. Tarea nada fácil en un poeta universal que siempre quiso metamorfosearse en poesía, poesía desnuda, que intentó detener el tiempo, fundirse con la naturaleza, ser inmortal en su obra inacabablemente en marcha y convertirse en dios con todo lo vivido por sí mismo, sufriendo tanto y tanto por ello. El resultado tal vez sea el relato expositivo y en profundidad de la vida de Juan Ramón Jiménez, una vida apasionante, conmovedora y aún existente, que no le será ajena al posible lector.